La idea de un año que termina y un año que comienza es una estrategia para seguir postergandonos en la  esperanza. Querer creer que todo lo ¨malo¨ se desvanece al quemar el almanaque es una forma de otorgarle realidad al pasado. Un año de 365 días parece haber culminado pero no es mas que la continuación de los anteriores miles de millones. Esta percepción del tiempo y este otorgarle facultades es una trampa mas...Hoy no es 2016 o 2017, hoy es hoy sin importar el numero o nombre que le adjudiquemos.
Abrazar el entendimiento del no tiempo, de la inexistencia del tiempo, es el camino a descubrir la verdad.
La irrealidad de los subproductos de  ideas que nos llevan  al sufrimiento es una estructura que necesitamos ver y entender si queremos pasar a un estadio de consciencia en el cual experimentar paz. Los años no van ni vienen, no pasan. Estos conceptos son destructivos,  peligrosos, y nos sumen en la decadencia y en el letargo. Creer que uno ¨tiene¨ años es otro engaño. Uno no tiene años, en todo caso, los resta. 
Cada instante en si mismo es completo, no hay nada que sumarle ni tampoco se le puede quitar vida, incluso postergar es una percepción errónea. 
La respiración es una maestría en este plano, ella nos enseña la piedra angular y el cimiento de nuestro paso por este mundo. Intenta postergar tan solo una inhalación y sera la ultima, hazte consciente de tan solo una y el secreto de la vida se te revelara de instante en instante.

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