Tomar consciencia


Foto: Maud Dampne
Tomar consciencia es hacer contacto con todo aquello que por un motivo u otro se nos escapa de nuestras vidas, todo aquello que hoy nos resulta ajeno pero que es parte esencial de la existencia.  Existencia que, lejos de ir por un camino que nos gratifica, nos mantiene corriendo detrás de cosas que nos prometen liberación. ¿Liberación de qué?
Durante miles de años nos han enseñado que lo divino se encuentra fuera de nosotros, tanto así que el “paraíso” se encuentra en el cielo, un lugar inaccesible. El paraíso parece existir en un lugar al cual solo podemos llegar con la imaginación, o mejor dicho, con la mente. De esta forma hemos aprendido que todo lo bueno se halla fuera de nosotros alto y a gran distancia, las religiones nos han inculcado que el mesías era bueno, pero solapadamente también nos enseñan que si uno es bueno y humilde a tal punto de que la entrega es total como la de Jesús, uno terminara crucificado. Así es que pululan las imágenes de Cristo en la cruz más que como un recordatorio de su amor, como la promesa y advertencia del dolor que nos traería ser como él. La culpa ha sido un estandarte de variadas y muchas organizaciones. Es gracias a la identificación con estas emociones y estos pensamientos que el ser humano ha dejado de disfrutar de las cosas más sencillas. Al dejar de disfrutar comenzamos a buscar un sentido a la vida y a nuestra existencia. Esta búsqueda se va transformando sin darnos cuenta, en un esfuerzo tal que nos agota.
La vida en si no tiene otro sentido que ser y lo que estamos buscando está por fuera de los sentidos, estos son tan solo una herramienta de la mente. Presta atención y veras que la búsqueda y la incomodidad comienzan en el momento en el que has dejado de disfrutar.
Para tomar consciencia no es necesario encontrar nada ni buscar. Una acción de la mente en este sentido y dirección tan solo es un movimiento que proviene de la idea ilusoria del tiempo. El tiempo es ilusión, el ego es tiempo. Sin la identificación de la mente con el ego el tiempo deja de existir, sin el tiempo deja de existir el ego, prevaleciendo el ser en su experiencia directa o la experiencia en sí misma.