La belleza observada es tu capacidad de apreciarla

Foto: Maud Dampne
El estado de dicha viene a nosotros sin razón aparente. No es necesario que la mente este catalogando un hecho en particular, es tan solo un estado de gozo sin razón, es más, la razón no tiene nada que ver con esta experiencia. Claro esta que puede haber factores que ayuden y precipiten estos estados. Una hermosa flor, un amanecer, la mirada de un niño o el movimiento de un árbol con el viento. Son o pueden ser detonantes, de todas maneras, no es lo mas importante.
¿Es bella una flor?
¿Es bello un atardecer?
¿El mar ?
¿E campo ?

¡Pues no! ¡Claro que no ! Lo bello, lo realmente bello es tu capacidad de ver y experimentar esa belleza! Lo bello siempre has sido tú. A mí, me pasa particularmente cuando miro un atardecer, en esos momentos luego de que el sol ya no se divisa. El color del cielo, las acueraladas nubes despiertan en mi un estado de dicha increíble. Cuando volvíamos del colegio con mis hijos pequeños era esta hora magnifica en la cual la luz del sol pintaba el cielo de diferentes colores y las formas vivas se movían. Cada vez yo les decía “ Miren el cielo, miren los colores, véanlo porque así como lo están viendo ahora, así nunca lo volverán a ver”. Era esto una comprensión desde un estado de dicha. Claro que al repetirlo todos los días, ellos comenzaron a terminar la frase antes que yo.

Al mirar la belleza con los ojos del corazón uno ya no experimenta las cosas fuera de uno, todo lo contrario, en el estado de dicha la belleza nace en nuestro interior, ser refleja en el afuera y vuelve para alimentarnos otra vez en un circulo maravilloso de dar y recibir. El afuera es, sin lugar a dudas en esos estados un leal reflejo de nuestro ser interior. Por lo tanto, no estamos viendo el atardecer o la flor, nos estamos viendo a nosotros mismos en toda nuestra gloria y esplendor.

Cuando sientes sed buscas el agua que sabes esta allí, el agua no se ha perdido, esta allí, siempre estará. Lo que realmente necesitas para encontrar el agua es la sed , lo que realmente necesitas para estar en paz es la sed de paz, entonces busca la sed de paz y esta te llevará a disfrutar del regalo más maravilloso de la creación.
La sed ha estado siempre allí así como también el agua, una no existe sin la otra, ¿puedes ver esto? Una no existe sin la otra, así mismo sucede con la paz. Encuentra tu sed. Has estado distraído y dormido durante mucho tiempo, te has distraído una y otra vez, tanto así que te has olvidado incluso de tí, es solo eso un pequeño olvido de un momento a otro y de momento en momento, te has alejado de la sed primordial.

Sin embargo esta distancia no deja de ser tan solo una idea. ¿Que distancia puede haber entre el ser y el ser? No hay distancia ni tiempo que te separe de aquello que realmente eres. 
La belleza observada es tu capacidad de apreciarla y esta a su vez es tan solo un producto de la percepción. Desde los ojos del ser ya no veras ni lindo ni feo, ni malo ni bueno y sin atributos contemplarás la maravilla que nunca tuvo principio y por lo tanto no tiene final.