El camino de la compasión es uno de los bálsamos más exquisitos que vamos descubriendo al internarnos en las aguas cristalinas de nuestro ser. Descubriendo la compasión por nosotros mismos.
A lo largo del día se acumulan pensamientos y emociones. Cosas que hacemos bien y no tan bien... así es también a lo largo de una vida. Muchas veces nos sentimos acongojados presos de un pensamiento, una emoción que en ocasiones no sabemos de donde vienen y hacia donde van. Nos quitan la tranquilidad, el sueño, la salud y hacen del momento una experiencia miserable.
Existe y sucede en el mejor de los casos la posibilidad de relacionar ese sentir con un hecho específico. En otros momentos tan solo sabemos que nos sentimos mal, angustiados y algunas veces desesperados, sin salida. Al llegar el momento de ir a la cama, lo que debería ser conciliar un sueño reparador se transforma en un contar los segundos y minutos, horas sin dormir, nos encontramos con una rueda que sigue dando vueltas en nuestra cabeza, inmersos en una corriente de pensamientos repetitivos que nos quitan la energía, inclusive aquella energía que es necesaria para descansar.
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Foto: Maud Dampne |
Intentar detener este flujo de pensamientos, esta energía-pensamiento-cuerpo, es sin lugar a dudas querer apagar el fuego con alcohol... la mente no puede detener a la mente desde la percepción errónea. Se requiere un cambio de percepción, lo que genera el problema no puede generar la solución. No es su naturaleza. En mi experiencia solo la compasión actúa como un bálsamo que puede dar tregua.
El perdón surge en base a una necesidad, en base a una distorsión, y fue creado desde el mundo real, más no tiene cabida en él puesto que el perdón es una herramienta de la correcta percepción para eliminar a la culpa y erradicar la creencia de que puedes atacar a tu hermano.
Solo perdonando y perdonándote podrás ver cuan oscuras y carentes de sentido son tus proyecciones, entendiendo a las proyecciones como las fabricaciones del ego. A medida que comprendes la naturaleza de estas proyecciones, de estas distorsionadas fabricaciones del ego y de lo distorsionado del ego en si mismo, podrás ver que incluso el perdón es parte de una distorsión, siendo que no se puede perdonar lo que es irreal.
Lo que me produce malestar no es el pensamiento o los pensamientos sino el identificarme con ellos.
El mundo interno es rico, es un lugar donde no hay lugar... sucede en el no-tiempo en el no-espacio y no es carente ni lleno... Definirlo es acotarlo... No obstante se experimenta como flotar en un mar de tranquilidad... un mar de agua tibia... donde no existe la sed, el hambre... un lugar de no-necesidad... completo... un lugar de no-pensamiento y no-deseo. La esencia de la paz, la paz misma... su manifestación más intima.
Como lo expresa Mooji “Tanta paz, tanto amor, tanto disfrutar, tanto espacio”.