Si se esta disfrutando no hay apuro


Mientras estas disfrutando ninguna pregunta llega de tal forma que pueda incomodarte. 
¿Pero que es esta experiencia de disfrutar? ¿De donde viene? O aun puede ser que te sea ajena...
Foto: Maud Dampne
Muchas veces sólo percibimos el disfrute en el momento en que se deja de experimentar, quiere decir que lo que experimentamos es el contraste, la diferencia. Esto se hace una costumbre tanto así que comenzamos a experimentar el disfrute como si sólo sucediera en un tiempo pasado. Hay frases como “todo tiempo pasado fue mejor” que están muy arraigadas en nuestra memoria. Nunca nada puede ser mejor que el ahora porque el ahora es lo único que puede proporcionarnos la experiencia del ser. No es sino hasta que comenzamos a sentirnos presentes que podemos ser conscientes del disfrute de la existencia.
¿Qué nos separa de esta experiencia ? Pues nada...
Los conceptos como ser las medidas del tiempo y la distancia, son tan sólo hologramas que de forma intangible se manifiestan y llaman nuestra atención para así distraernos de la verdad. La verdad es que nada nos separa de la la alegría y la paz que nos es inherente, nada nos separa de nuestra esencia porque nada es verdad fuera de nosotros.
Si se esta disfrutando no hay apuro. Esto significa que en el “disfrute” el tiempo desaparece, aunque, ¿como podría desaparecer aquello que nunca existió? Pues bien, lo que sucede es que en el estado de presencia que es atemporal, no es el tiempo lo que desaparece sino que la percepción de este fue corregida. Por lo tanto, si se esta percibiendo de forma correcta el disfrute es inevitable.
En un principio fue así. Digamos que si no estamos disfrutando es porque estamos distraídos. Veremos que el ego tiene sus artimañas y la fabricación de “El Buscador” es uno de los personajes favoritos.
En algún punto el ego percibe el peligro y fabrica a este personaje coronandolo de diferentes atributos como puede ser: santo, mártir, héroe, justiciero, etc. Digamos que el peligro que presiente el ego es a su vez su propia fabricación, concluyendo que el ego siente miedo del ego. Así de demencial es la estructura de este pensamiento. Este temor de ser descubierto como algo irreal genera la fabricación de “El Buscador”.

Acorralado por sus propios miedos el ego entra en declive. Buscando, el buscador pierde contacto con la “realidad”, pierde contacto con su propia infinitud. El buscador es tan sólo un personaje más creado por la mente, surge de la misma experiencia de la carencia, el buscador es hijo del sin sentido, el buscador es necesario, es en su nacimiento cuando el ego comienza a mostrar su verdadero cometido. Siempre buscamos fuera como escapando de lo que somos. EL verdadero cometido del ego es llevarnos a la experiencia del Ser, esto muy a pesar. Cualquier fiera al verse acorralada se enfrenta a una situación en la cual sólo queda una cosa por hacer: atacar. Pero esta fiera - el ego - sabe que su ataque es tan irreal y carente de sentido como lo es él mismo, por lo tanto sabe que en su ultimo “ataque” quedará en evidencia su futilidad.
Y como esta escrito en el libro Un Curso De Milagros: “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.”
Existe la posibilidad de estar bien. Existe la posibilidad de traer paz a tu vida y esto es independiente de las circunstancias.